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Fraude: Desde Tiempos Inmemoriales
Feb 14, 2017
El Dr. Anton J.L. van Hooff, de la Universidad de Nijmegen (Holanda), nos habla de la sociedad romana, regida por el favoritismo y el nepotismo. Una sociedad inmersa en el fraude, el soborno y el regateo. Esta entrada de blog se basa en su ponencia sobre el FRAUDE del 15 de septiembre de 2016. Hay dos fábulas muy conocidas de la antigüedad. Cada una de ellas representa una forma de engaño distinta. La primera es la fábula del cuervo que encuentra un trozo de queso y, muy orgulloso, lo muestra posado en un árbol. Un zorro pasa por allí y ve al cuervo con el queso en el pico. Como no consigue nada pidiendo un poco, decide abordar la situación con más inteligencia: alaba al cuervo por su canto y le pide una canción. El cuervo, halagado, empieza a "cantar" y se le cae el queso del pico. El zorro lo atrapa y se va corriendo. La otra fábula habla del león que sale a cazar con otros animales, más mansos. Juntos atrapan una presa excelente, pero, de repente, el león reclama la "parte del león", dejando muy poco para los demás.
El fraude en nuestra lengua
Según Cicerón, la injusticia se comete de dos maneras: mediante la violencia y mediante el engaño. Este último caso se denomina "fraus" o "fraudis" en latín, y resulta aplicable a la historia del zorro. A través del latín y el francés, la palabra "fraude" llegó a formar parte de nuestra lengua en la Edad Media. Incidentalmente, la palabra "frustrado" también se deriva directamente de esa palabra: en este caso, se trata de una traición de la confianza.
El Corpus Iuris de Justiniano, la recopilación de Derecho romano que constituye una gran parte de nuestra legislación actual, menciona el fraude más de 200 veces, mientras que solo habla de la "bona fide" (de buena fe) unas 120 veces. Esto puede dejar claro qué era lo que sucedía con más frecuencia en la vida cotidiana, haciendo del fraude algo presente desde tiempos inmemoriales. ¿Cómo deberíamos imaginar lo que sucedía en esa época?
Navegación
Una gran parte del comercio tenía lugar con barcos y ya en la época romana había Seguros. Como se trataba de grandes cantidades de dinero, no es sorprendente que los barcos se hundieran con frecuencia en circunstancias muy sospechosas.
Mercancía cara y defectos ocultos
Tomemos como ejemplo la tumba de Caprilius que, como podemos deducir de la decoración, era un hombre rico. A la izquierda y a la derecha vemos casas de esclavos, representados como niños para "menospreciarlos" , y esclavos adultos que aparecen encadenados. Caprilius consiguió sus riquezas con el comercio de esclavos, un hecho notable, ya que él también fue esclavo. El comercio de esclavos protegía su valiosa mercancía de varias formas. Por ejemplo, uno de los pies del esclavo se sumergía en tiza, para que, en caso de escapar, dejara un rastro. A veces, los esclavos tenían que llevar un medallón con el nombre de su amo.
Una vez llegaban al mercado, cada esclavo recibía un cartel que resumía sus cualidades, para que los compradores potenciales pudieran evaluar bien su valor. También era un requisito legal mencionar los aspectos negativos relevantes, por ejemplo, si alguien había intentado suicidarse. La no revelación de esos "defectos ocultos" se consideraba fraude y constituía un motivo para cancelar una venta.
Pasado y presente
Tal y como demuestran los ejemplos anteriores, el fraude ya estaba muy extendido en la antigua Roma y, probablemente, nunca se erradicará. Siempre habrá una "carrera armamentística" entre los defraudadores y los investigadores del fraude. Esto significa que quien decida dedicarse a la prevención del fraude tiene un futuro prometedor por delante.